sábado, 10 de febrero de 2007

Choque de amor (un sueño adolescente)

No creía en el amor a primera vista y solía burlarme cuando me decían
que el amor se podía encontrar a la vuelta de la esquina, pero algo
ocurrió y eso cambio mis creencias y mi destino para siempre.
Aquella era una tarde ventosa y lluviosa de principios del otoño de
1980. Caminaba apurada no sé porque, creo que por costumbre y también
porque no llevaba paraguas.
Doble la esquina y choque con un hombre que llevaba puesto un
impermeable largo y en vez de usar paraguas usaba anteojos negros.
Nos pedimos disculpas mutuamente y el luego dijo: - hola, soy
Antonio, Tony para los amigos -, aclaro sonriendo.
Se paro delante de mí impidiéndome el paso y luego pregunto:
- ¿Te parece si tomamos un café?, Allí enfrente-, señaló.
Pensando bien tenía solo dos opciones, o me iba a casa a mirar tele o
iba con el bomboncito a tomar un café.
- ¿y?...- dijo él, supongo que mirándome porque con los anteojos y la
llovizna era imposible saberlo
-Bueno vamos-, dije decidida.
Me tomo de la mano y cruzamos la calle corriendo, entramos al bar con
los impermeables y los cabellos empapados. Nos sentamos junto a la
ventana y pedimos café. Mientras esperábamos, él saco los anteojos y
con los ojos cerrados paso su mano sobre sus cabellos llevándolos
hacia atrás, agacho la cabeza, encendió un cigarrillo, soltó el humo
y me miró sonriente, extendiendo el paquete de cigarrillos.
-¿fumas?-, dijo
-no, gracias no fumo -, respondí turbada por esa mirada que podía
traspasar la tierra en un segundo entonces sin pensarlo me escuche
decir:
-Con razón usas anteojos oscuros bajo la lluvia, con esos ojos podes
encandilar a cualquiera y podes producir un choque con graves
consecuencias-.
Tony se rió con ganas y luego dijo:
-Choqué con vos, -¿qué consecuencias puedo tener?-
-Eso depende de vos-, me escuche decir.
Él me seguía mirando sabiendo el poder que ejercían sus ojos sobre
mí. Mientras tanto, el mozo trajo el café y se retiró. Entonces Tony
apago el cigarrillo en el cenicero, tomó un sorbo de café, acurruco
mis manos frías entre las del. Yo entretanto pensaba que lindos
labios tenía y volví a la realidad cuando lo escuche decir:
- ¿No me dijiste todavía cual es tu nombre?
- Alejandra, respondí. Y luego agregué Ale para los amigos dije
sonriendo pero, bajando la mirada la poder liberarme de sus manos.
A pesar de que no era una adolescente me sentía como tal,
ruborizándome como una tonta. No sé si se dio cuenta pero, creo que
la luz amarillenta estaba a mi favor y empalidecía mi rostro.
Me tome un sorbo de café
-Debe estar frió!- dijo Tony, espera. -Te pido otro-.
- No gracias, dije tomándome de un sorbo el resto del café,
luego agregué,
- Me gusta así. Dije para poder disimular mi nerviosismo
tomando conciencia de lo que había dicho y de lo que sentía en ese
momento frente a el. Tenia que tratar de cambiar de tema así que mire
por la ventana y ya no llovía. Tony leyendo mi pensamiento dijo:
- Parece que ya no llueve - y luego dijo:
-llovió solo para que nos cociéramos-.
Expresó mirando hacia fuera, pienso que para no turbarme con la
mirada. Yo sonreí y fingí buscar algo en la cartera, para ocultar mis
manos y la mirada. El se levanto sonrió y luego dijo:
- Ya vuelvo-. Y se fue para el lado del baño y yo respire
aliviada.
Me sentía sin aire, no podía mirarlo, me gustaba tanto. Saque el
espejito y me arregle un poquito mientras lo esperaba. Luego seguí
mirando por la ventana una pareja paso abrazada no pude mas que
envidiarla.
-¡Que frió viene de la puerta!- dijo mientras se sentaba y incendia
otro cigarrillo.
Yo estaba muda, ya no podía emitir palabra, no sabia que hacer ni que
decir, entonces mire el reloj.
- Se te hace tarde – si te parece puedo alcanzarte, lo tengo
acá, a una cuadra, porque esta es contramano. Dijo mirándome y a la
vez jugando con el cigarrillo en el cenicero hasta que lo apago. Allí
me di cuenta de que el también estaba nervioso.
- ¡Que hago pensé!- y sin darme cuenta deje las manos sobre la
mesa, cosa que hasta el momento había tratado de evitar.
El me estaría observando porque cuando pude reaccionar ya tenia
nuevamente mis manos en las de el, solo que esta vez sus manos aun
eran cálidas pero, estaban húmedas. Yo temblaba, él soltó una de mis
manos, se acerco lentamente tono mi barbilla y me beso dulcemente. Yo
también lo bese sin pensar ni medir las consecuencias, sin saber
quien era. Tenia que pensar o ¿estaba volviéndome loca?, Tenia
reacciones que no podía comprender actuaba por impuso no razonaba,
cosa extraña en mi. Su voz seductora me saco de mis cavilaciones.
Me dijo al oído:
- Me gustas mucho -, luego me miro de frente y sonrió.
Tome su carita, le lo bese y le dije que a mí también me gustaba
mucho, hacia falta aclararlo si ya se había dado cuenta. Tratando de
evitar lo inevitable me puse de pie decidida a irme para no seguir
con ese juego peligroso del cual seguramente iba a salir lastimada.
El sorprendido dijo, - ¡Espera!, Te acompaño. Dijo, mirando la cuenta
y dejando el dinero debajo del cenicero. Yo me di vuelta y me pare a
mirarlo.
Luego, vino a mi encuentro adelantándose para abrir la puerta,
salimos afuera.
Necesitaba respirar aire puro, me sentía sin fuerzas para resistirlo.
Nos quedamos parados en la vereda, no sentíamos el frió, solo nos
veíamos.
Luego me tomo de la mano y dijo: - ¿Vivís cerca? -.
- Si a unas cuadras - dije, - Voy caminando – agregué, tratando
de no mirarlo de resistir su encanto pero, en el fondo ya estaba
perdida y el lo sabia.
- Por lo visto no queres que te acompañe – dijo con tono seco
Lo mire su rostro estaba serio y entonces trate de responder.
- No, digo si, no me molesta que me acompañes, me gusta tu compañía.
Y otra ves estaba diciendo lo que no quería decir.
- Es mi día libre – dijo.
Como no quería quedarme con la duda me anime a preguntar:
-¿Sos casado?-
Él me mira, sonríe y luego mira hacia el suelo y luego dijo:
- No casado no soy – y siguió caminando.
Tenia que averiguar mas, así que pregunte:
- ¿Vivís con alguien?- Pregunte tratando de adivinar la respuesta.
- Bueno de hecho si, vivo con alguien – dijo bajito.
Me temblaron las piernas y mi mundo de sueños se me vino abajo.
Luego de un silencio agrego risueño,
-vivo con mi perro Trueno, no tengo hijos -. Y luego agrego,
-te esperaba a vos -.
Siguió habando,
- Vivo con mi perro en un departamento, a una cuadra del bar, al que
voy todas las tardes cuando me siento solo a tomar un café.
- ¿ Y vos? – Pregunto intrigado
- Yo, casada nunca, no tengo hijos y vivo sola.
- Parece entonces, que los dos estamos libres para comenzar una
nueva historia juntos – dijo serio y muy seguro.
- Bueno, llegamos – dije algo triste por tener que despedirme y
dejar de ver esa cara, esos ojos, esa boca. Luego agregué:
- Gracias por la linda tarde que pasamos –
- No, dijo él yo soy el agradecido por haberte conocido-.
Yo lo seguía mirando fijamente no podía dejar de hacerlo y tampoco lo
podía dejar ir sin darle un beso así que lo bese casi sin darme
cuenta. Él respondió de la misma manera, no se cuanto tiempo duro el
beso porque yo perdí la noción de tiempo y espacio. Solo nos hizo
reaccionar la fina llovizna que comenzaba a caer lentamente.
- Bueno -, dijo Tony
- – Va a ser mejor que me vaya -. Sin dejar de abrazarme y
mirarme con esos ojos que me maravillaban. Otra vez me escuche decir:
-¿Queres pasar a tomar otro café?- sin siquiera pensar en dejar de
abrazarlo. Tony, algo sorprendido, levanto una ceja y sonrió
diciendo: - Bueno, sino te molesta -.
Subimos no hablamos, cuando el ascensor se detuvo bajamos. Abrí La
puerta, encendí la luz y lo invite a pasar. Le mostré la cocina y en
un intento por escapar le dije ya vuelvo. Rápidamente corrí al baño,
estaba un poco despeinada así que me arregle un poco y volví a la
cocina. Tony estaba sentado, en cuanto me vio se paro y vino a mi
encuentro comentando:
- creo, que no fue buena idea venir, no quiero que pienses mal
de mí, me gustas en serio.-
- Vos también me gustas y yo tampoco quiero que pienses mal de
mi yo tampo suelo hacer esto de traer al primer hombre que conozco a
mi departamento pero, siempre hay una primera vez, además yo solo te
invite a tomar un café.
- Tenes razón, disculpame.
- Me voy – dijo tomándome la cara y besándome.
Yo seguía temblando entonces me abrazo y me beso y muy cerca de su
oído le dije:- no me dejes sola, quédate esta noche – ya sin analizar
lo que me escuchaba decir.
- No te vas a arrepentir- dijo sin mirarme
- Jamás – respondí segura. Casi extasiada, turbada mientras me fundía
en sus brazos.
Ya no podía volver atrás y, además ¿ por qué iba a hacerlo? Si era la
primera vez en la vida que me enamoraba y a primera vista si lo
dejaba pasar quizás nunca volvería a sentirme como hoy.
Así seguimos confundidos en besos y abrazos en caricias, me estremecí
cuando sus manos rozaron mi piel desnuda y casi perdí el aliento
cuando su boca generosa bajo por mi cuello y se detuvo en cada rincón
de mi cuerpo.
Aquella tarde fue sin duda, una tarde para recordar y la primera de
muchas que vendrían con los años.
Lo que no supimos nunca en realidad quien choca a quien pero, lo que
si sabemos es que aquel encuentro fue un choque de amor y si tuvo
consecuencias, auque no fue tan grave, porque gozan de muy buena
salud. Las consecuencias fueron:
Ana, Maria, Oscar y Rosa.

De Cecilia Albam.
Del grupo literario Escritores Aficionados
http://ar.groups.yahoo.com/group/escritoresaficionados/

1 comentario:

Lu! dijo...

Hola! Interesada por la historia me decidi a leerla, sinceramente, me encanto... Es muy bonita, y hasta quiso sacarme una lagrima (no se porque pero fue asi).